El ciberacoso o acoso cibernético (derivado del término en inglés cyberbullying), también denominado acoso virtual, es el uso de medios digitales para molestar o acosar a una o varias personas[1] mediante ataques personales, divulgación de información personal o falsa entre otros medios. Los actos de ciberagresión[2] poseen unas características concretas que son el anonimato del agresor, su velocidad y su alcance. El vocablo apareció en 1998.[3]
El ciberacoso puede causar daños psicológicos muy graves y, de igual manera, de esto va a depender la reprensión legal que tendrá el acosador.
Puede constituir un delito penal. El ciberacoso implica un daño recurrente y repetitivo infligido a través de los medios electrónicos. Según R. B. Standler,[4][5] el acoso pretende causar angustia emocional, preocupación y no persigue fines lícitos en su elección de comunicaciones.
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